Cuando a comienzos de 2020 nos estábamos planteando las celebraciones del centenario de nuestra profesión, no podíamos ni imaginar un contexto como el actual. En estas situaciones es cuando resulta clave identificar qué es lo relevante para preservarlo y asegurar así el futuro.
Se está demostrado que las telecomunicaciones son esenciales para reducir las consecuencias negativas de esta pandemia al posibilitar la identificación de contagios y apoyar la sostenibilidad de una parte relevante de la actividad económica pero, sobre todo por permitir la interacción social, el entretenimiento y la información de una población que ha tenido que limitar sus movimientos físicos y que ha sabido aprovechar muy rápidamente las ventajas de la tecnología, la virtualización y el ciberespacio.
La magnífica respuesta del sector no se improvisa. Es consecuencia de haber invertido durante años en el despliegue de una infraestructura moderna y distribuida, de disponer de capital humano y de empresas de vanguardia, de mantener unos niveles de investigación e innovación suficientes y de un sistema educativo orientado a la excelencia. Esta es la esencia de nuestra profesión: formación continua, investigación y desarrollo y planes de inversión con visión de medio plazo.
Si queremos estar preparados para el futuro como sociedad y como profesión debemos mantener nuestra esencia y continuar invirtiendo en las redes de nueva generación y en investigación y desarrollo para poder incorporar la tecnología en el tejido productivo más tradicional. Sin olvidar que la inteligencia técnica es un bien clave y también escaso.
No hay mejor inversión que la educación de nuestros jóvenes y la formación continua de los profesionales que ya están en el mercado y que necesitan actualizar sus conocimientos para adaptarse a este nuevo entorno. Una oportunidad para nuestras escuelas y universidades como motor del cambio y de la transformación a la que estamos asistiendo y en la que los Ingenieros de Telecomunicación debemos continuar siendo actores relevantes durante el próximo siglo.
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Emma Fernández
Consejera independiente de Axway, Ezentis y Metrovacesa
(Esta tribuna ha sido publicada originalmente en el número 216 de la revista BIT)