El tráfico de las redes IP se ha incrementado casi un 40% durante el confinamiento provocado por la crisis de la COVID-19 y las llamadas mediante redes y datos móviles han crecido un 50% y un 25% respectivamente. El vídeo es uno de los mayores responsables de este incremento, pues representa el 70% del tráfico de Internet en España. Las videollamadas con familiares y amigos y el vídeo en streaming para entretenimiento han impulsado aún más este consumo.
Por su parte, el tráfico de las plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp se ha multiplicado por cinco, según informaron los propios operadores de telefonía en un comunicado fechado el 15 de marzo, cuando la pandemia aún era incipiente.
En una entrevista concedida a la revista Tesla, del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, la presidenta de la AEIT y decana-presidente del COIT, Marta Balenciaga, resuelve algunas cuestiones derivadas del impacto que ha supuesto la crisis de la COVID-19.
¿Cómo han apoyado estas redes la actividad sanitaria?
La gestión de la propia situación desde el punto de vista sanitario es otro aspecto fundamental en esta crisis y donde las telecomunicaciones y la digitalización nos permiten innumerables avances En este ámbito cabe señalar la importancia del rápido intercambio de datos entre todos los puntos críticos (por ejemplo, entre centros médicos o entre estos y las Administraciones públicas), las posibilidades de la telemedicina y telemonitorización para atender a los pacientes, y la difusión de información sanitaria de interés para la población.
En este sentido, el big data, la inteligencia artificial o el Internet de las cosas (IoT) demuestran su capacidad para la detección temprana de alertas, el intercambio de datos, el análisis de la evolución de la enfermedad (identificación de zonas de riesgo, localización y seguimiento de pacientes infectados, diagnóstico precoz...), la mejora de la respuesta sanitaria e incluso el desarrollo de vacunas y medicamentos.
¿Cuál es la previsión en este momento de la implantación del 5G?
La crisis abierta por la expansión de la COVID-19 ha provocado que el Gobierno, como el de muchos otros países, haya pospuesto tanto el proceso de liberación de la banda de frecuencias de 700 MHz desplazando diversos canales de televisión digital terrestre (segundo di- videndo digital) como la consiguiente licitación de espectro radioeléctrico en dicha banda para dedicarlo a prestar servicio de telecomunicaciones 5G. Esta subasta iba a ser la segunda del espectro para 5G, ya que anteriormente se licitaron en España frecuencias en la banda de los 3,5 GHz, aunque Vodafone es la única operadora que las está utilizando hasta ahora para prestar servicio 5G comercial con cobertura limitada y solo para pequeñas áreas y con alta densidad de población.
Con el país en Estado de Alarma y las operadoras concentrando su atención en el mantenimiento de la red y los servicios, parece que no es el mejor momento. Se supone que estos retrasos aplazarán también las inversiones de las “telecos” al no disponer de espectro y al tener que manejar bien su liquidez en estos momentos de crisis económica. Pese a los previsibles retrasos en su implantación, la nueva tecnología móvil terminará por llegar con fuerza en España debido a las potentes infraestructuras de red fija y móvil que tenemos y a los esfuerzos tanto de las Administraciones como de operadores y fabricantes en el desarrollo de casos de uso.
Las pymes constituyen más de 90% del tejido empresarial español. ¿Cómo puede promoverse el crecimiento en estas empresas de la tecnología digital y las telecomunicaciones?
Tanto las grandes empresas como las pymes, que aportan tantísimo a nuestro, país van a tener que sumarse a esa transformación digital si no quieren perder competitividad. Efectivamente, nuestro tejido productivo se basa en una estructura de pymes que es una parte clave en la base de nuestra economía. Y lo cierto es que las pymes, como en otras muchas facetas, tienen más dificultades para afrontar la transformación digital.
Es fundamental que apostemos por ellas, por nuestro propio talento y conocimientos, por nues- tra industria y nuestras empresas, invirtiendo en ellas y comprando sus productos y servicios para que puedan acometer los cambios necesarios, de manera que el país esté preparado para afrontar de la mejor manera cualquier crisis que pueda llegar en el futuro sin tener que depender de las volatilidades de una economía quizás excesivamente globalizada.